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Clones de eucalipto: ¿un capricho o una valiosa herramienta para la silvicultura de precisión?

Gustavo Pedro Javier Oberschelp y Leonel Harrand, de la EEA Concordia de INTA, Estación Yuquerí, en Concordia, Entre Ríos. 

 

ENTRE RÍOS (Octubre de 2020).- Frecuentemente nos encontramos con la pregunta del productor que está planificando su próxima plantación: ¿utilizo clones o semillas?. Esto, inmediatamente nos lleva a responder con más preguntas, que no siempre agradan al interlocutor, quien generalmente busca una respuesta simple y concreta.

Lamentablemente, es difícil encontrar una respuesta universal e inequívoca, y la respuesta muchas veces se torna compleja, sobre todo porque va de la mano de ¿Dónde?, ¿Para qué?, y ¿Cómo?. Repasemos algunos conceptos y aspectos relevantes para intentar comprender porque no siempre es tan fácil una respuesta única, y que podemos hacer para acercarnos a la mejor respuesta posible.

Propagación vegetativa y producción de plantines

Las plantas se pueden propagar naturalmente por semillas o por vía asexual; para este último caso generalmente se emplea alguna estructura especializada (raíces preformadas, rizomas, raíces gemíferas, tubérculos, etc.). Además, con el estímulo adecuado, podemos ir más allá y emplear porciones diferenciadas de tejido (hojas, tallos, raíces) para regenerar plantas completas de casi cualquier especie, y de esta manera, propagarlas casi a voluntad.

Los eucaliptos cultivados se multiplican naturalmente por semillas, sin embargo, hace más de 50 años que se conoce sobre la capacidad que poseen de emitir raíces adventicias. Esto tomó particular relevancia cuando se desarrollaron los primeros híbridos interespecíficos de eucalipto. En los híbridos, el uso de la propagación vegetativa es indispensable para multiplicar los genotipos superiores, ya que generar semillas híbridas por cruzamientos controlados interespecíficos es costoso, se obtiene una descendencia muy heterogénea, y en algunos casos, con elevada mortalidad de plantas.

Desde el momento que obtenemos una planta de una estaca enraizada (ramet), proveniente de rebrotes de una planta seleccionada (ortet) ya tenemos un clon, que curiosamente no es uno u otro, sino ambos, ya que un clon es el conjunto de individuos que propagamos en forma vegetativa a partir de ese primer individuo. Desde el punto de vista del mejoramiento genético, seleccionar adecuadamente ese primer individuo (ortet) es crítico, pero aun así, esto no garantiza que los plantines clonales que se obtengan de él tengan un comportamiento superlativo. Su capacidad de enraizamiento adventicio y las características ambientales del sitio donde se realicen las plantaciones, son claves en su futuro desempeño en vivero y a campo.

Actualmente, el empleo de miniestacas apicales, recolectadas de plantas madres bajo un manejo intensivo, es el sistema predominante para la propagación vegetativa de eucaliptos a escala comercial. Su éxito requiere de personal capacitado, planificación, un manejo meticuloso e instalaciones apropiadas para las plantas madres y el enraizamiento de estacas, diferentes al de un vivero convencional que produce plantines por semillas, aspectos que elevan los costos de producción. Esto contribuye a que existan pocos viveros comerciales que produzcan plantines clonales a gran escala en el país, restringiendo, temporal y geográficamente, la oferta de material de propagación clonal.

Los programas de mejoramiento de eucaliptos difíciles de propagar, como Eucalyptus dunnii, E. globulus y E. nitens nos han enseñado la importancia de considerar la capacidad de enraizamiento como una característica clave en la selección de material genético.

Clones que enraícen pobremente, nunca van a ser la prioridad a la hora de planificar tareas en los viveros, o en caso de hacerlo, provocarán un incremento en los costos por las pérdidas de tiempo, mano de obra, insumos y espacio físico ocasionado por las estacas que no enraízan. Esto repercute en la disponibilidad de plantines, y, por lo tanto, provoca que la superficie implantada de estos clones sea baja. A largo plazo, un clon que se planta poco, se difunde y se estudia poco, y paulatinamente va desapareciendo del mercado, a medida que nuevos materiales genéticos lo reemplazan

Clon (genotipo) y ambiente

“Somos lo que comemos”, es una afirmación que habla del gran efecto de una adecuada nutrición sobre nuestra fisiología. A diferencia nuestra, lo árboles no pueden desplazarse y dependen del medio que los rodea para obtener los recursos que sustentan su crecimiento y desarrollo. Desde la plantación hasta la cosecha están sujetos a los estímulos del sitio donde se encuentran, donde los genotipos que mejor puedan aprovecharlos para convertirlos finalmente en madera, garantizarán la productividad al final de turno.

En este sentido, y sin otras condiciones limitantes para el cultivo (salinidad, profundidad efectiva, anegamiento, etcétera), la precipitación y la temperatura son las variables que más afectan esta interacción, a las que no todos los genotipos responden de la misma manera. A su vez, la incidencia de plagas y/o enfermedades también está asociada a estas variables, introduciendo un factor más a tener en cuenta.

Es posible modificar parcialmente la incidencia de estas variables ambientales a través del manejo silvicultural, donde la preparación del sitio, las densidades de plantación, la fertilización, el control de malezas y las intervenciones con podas y raleos, van a afectar la interacción entre el genotipo y el ambiente. A tal punto, que el manejo de la plantación es una condición indispensable a estandarizar para evitar resultados de baja precisión y exactitud al evaluar clones en distintos ambientes.

Los programas de mejoramiento siempre se encuentran, en algún momento, en la disyuntiva de seleccionar clones generalistas (que se comporten bien en una amplia gama de situaciones) o especialistas (clones superlativos en determinados ambientes). Afortunadamente, cuando se cuenta con una base genética amplia y un ambiente suficientemente diverso, es posible encontrar ambos tipos de clones, donde esta división es más una cuestión de perspectiva, referida a la dimensión del ambiente testeado.

Para la Mesopotamia, en condiciones típicas para E. grandis, pocas veces se ven clones que se destaquen por su crecimiento solamente en sitios específicos. En gran parte, esto tiene relación con los sitios que se emplean para los ensayos, los cuales priorizan situaciones representativas a las plantaciones comerciales, evitando situaciones particulares. Por otro lado, cuando nos desplazamos a ambientes más extremos, la presión selectiva aumenta por limitantes ambientales importantes, como ataques severos de plagas y/o enfermedades, salinidad, heladas atípicas, sequías, anegamiento, etc. Es, en estas situaciones, donde clones particulares se destacan relegando a clones generalistas.

A tal punto la variación ambiental representa un “problema” para los mejoradores forestales, que los diseños experimentales más eficientes a campo, son los que emplean las parcelas y bloques de menor tamaño posible (en función del objetivo), asociado a un elevado número de repeticiones. Estos diseños experimentales permiten discriminar los efectos genéticos y ambientales, y seleccionar los mejores clones/genotipos en base a su mérito genético. Actualmente, es técnicamente posible usar marcadores moleculares de alta cobertura con este fin, pero aun así la variación ambiental y su efecto sobre cada genotipo, puede afectar la precisión de los resultados y su implementación rutinaria aún resulta económicamente prohibitiva para muchos programas de mejoramiento.

Por otro lado, el efecto del ambiente sobre la adaptabilidad y la productividad de determinados genotipos explican el buen comportamiento de las plantaciones con semillas mejoradas, en un gran rango de ambientes. Cada semilla es un genotipo distinto obtenido por cruzamientos entre individuos selectos (Huertos Semilleros), por lo tanto, utilizando plantines de semillas podemos contar con 1000 genotipos distintos por cada hectárea implantada (x ej. para un distanciamiento típico de 4 m x 2,5 m). Esto incrementa inmediatamente la posibilidad de contar con una proporción de genotipos que aprovechen al máximo los recursos en cada situación, donde los inferiores serán dominados y podrá ser eliminados por sucesivos raleos. De forma inversa, en una plantación clonal, jugamos a pleno con uno o unos pocos genotipos, de los que deberíamos tener una idea previa de comportamiento bajo condiciones de cultivo similares para aprovechar todo su potencial.

“Pero si en Brasil…”

Si hay un país que ha llevado a un extremo de tecnificación y desarrollo a la silvicultura clonal de eucaliptos, es Brasil. Brasil encontró en la silvicultura clonal la solución tecnológica a los problemas sanitarios del cultivo de eucaliptos en áreas tropicales y subtropicales, y a las demandas de una potente industria celulósica y siderúrgica, altamente especializada, que demanda grandes cantidades de materia prima homogénea y de calidad definida. En un esquema integrado, son generalmente las mismas empresas las que desarrollan, propagan y cultivan sus propios materiales genéticos, para satisfacer estas demandas.

Sin lugar a dudas, es un esquema diferente a la diversidad de situaciones productivas e industriales a las que nos encontramos en nuestro país. A grandes rasgos, tenemos todo el potencial para ponernos a la altura de “os irmãos”, basta mirar al otro lado del río Uruguay, donde el sector forestal paulatinamente ha incrementado el uso de clones en sus plantaciones de eucalipto, alcanzando aproximadamente un 30% de su superficie forestal, con perspectivas de crecimiento. Sin lugar a dudas, hay un hilo común en ambos casos, y es el rol de las empresas forestales de gran escala, que, suministrando recursos, movilizan y canalizan la demanda de tecnología a sus necesidades. Estos escenarios no dejan de plantear algunos aspectos negativos relacionados al acceso a tecnología por parte de productores independientes que no estén integrados a estas empresas, o cuando el destino de su producción sea diferente al demandado por estas, y no cuenten con paquetes tecnológicos apropiados. Por otro lado, tomado estas experiencias, es para resaltar el rol protagónico de la industria y organismos de normalización para incentivar la tipificación de la materia prima que se genera de los bosques implantados. Esto último, claramente coloca en una situación privilegiada a la silvicultura clonal de eucalipto, donde una adecuada elección de los clones a implantar podrá predeterminar las características tecnológicas de los productos que obtendremos del bosque, así como sus destinos y aplicaciones más adecuadas.

¿Y entonces?

A grandes rasgos, toda la discusión sobre el planteo inicial, se puede reducir a las ventajas y desventajas de la especialización (clones) versus la polivalencia (material de semilla). En esta situación, está claro que para obtener los mejores retornos de la silvicultura clonal es necesario combinar los mejores genotipos, para cada ambiente, bajo el mejor manejo posible Lamentablemente, no existe aún el clon que sea superlativo en todas las situaciones, y probablemente nunca existirá, por la simple razón que no tenemos la capacidad de controlar los factores ambientales críticos, menos aún en el contexto mundial de cambio climático, que constantemente trae nuevos desafíos para el sector y la sociedad.

Así como un bisturí en una mesa de operaciones, un clon representará una ventaja competitiva en situaciones donde se aproveche todo su potencial productivo, y/o cuando las características y homogeneidad de sus productos, o de su comportamiento silvícola, hagan la diferencia a la hora de comercializarlos. En situaciones particulares, las limitantes al cultivo de una especie podrán ser abordadas con el desarrollo de clones (híbridos o no), como está ocurriendo en sitios de Entre Ríos, donde hay un paulatino reemplazo de los pinos y E. dunnii en las zonas de bajos, por híbridos GC (E. grandis x E. camaldulensis) tolerantes a las heladas. Por otro lado, cual Victorinox, las plantaciones de semilla serán una alternativa multipropósito confiable y siempre disponible, para un amplio rango de situaciones de manejo y de sitio.

Ya pasaron casi 20 años desde que se registraron los primeros clones de eucalipto en el país, permitiendo a forestadores de cualquier escala el acceso a la silvicultura clonal. Actualmente, hay 52 clones registrados en el INASE y aun así, esta tecnología no ha logrado predominar sobre las plantaciones de semilla. En la medida que sea posible conocer mejor nuestros clones, los ambientes donde los plantamos y la silvicultura que les brindamos podremos avanzar hacia una silvicultura clonal de precisión, donde los clones serán considerados como una solución tecnológica para limitantes al cultivo y demandas específicas de la industria. Este detalle de información, aún hoy en día es difícil de obtener de forma sistemática y consistente, por los recursos necesarios que esto implica. Hasta el momento, la aproximación empleada es hacerlo en situaciones representativas, bajo un manejo estándar, extrapolando los resultados al resto las áreas y condiciones de cultivo, con las limitantes y riesgos que esto conlleva en situaciones particulares.

Por su magnitud, la evaluación de clones a nivel de predio, la cual demanda una silvicultura de precisión, debe ser abordada con el compromiso mancomunado de los generadores y de los usuarios de esta tecnología. Hoy en día, acciones de esta naturaleza se han iniciado para definir los próximos clones comerciales de eucalipto de INTA, contando con más de 20 ensayos y parcelas instaladas en campos de empresas y de productores del Consorcio Forestal del Río Uruguay (COFRU) en Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires. Sin lugar a dudas, este tipo de información permite ubicar genotipos de alta productividad donde sean más eficientes en el uso de los recursos. Asimismo, caracterizar las principales variables edafoclimáticas de estos sitios y asociarlas al comportamiento de estos clones, será de gran utilidad para planificar nuestras plantaciones y prepararnos para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático a los bosques cultivados.

 

 

Este artículo forma parte del espacio mensual de la REDFOR.ar, en ArgentinaForestal.com, que busca divulgar y generar debate sobre la problemática forestal del país. Las opiniones pertenecen a los autores. 

 

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