Un análisis de alrededor de 170.000 pozos y 1.693 sistemas acuíferos de más de 40 países fue realizado y publicado en la revista Nature. El estudio indica que un tercio se enfrentan a un “agotamiento acelerado” en las últimas cuatro décadas. La sobreexplotación actual de las aguas para uso agrícola, en el contexto global de los efectos del cambio climático, son los principales problemas. «Pero existen soluciones para recuperar estos sistemas con políticas que podrían frenar el deterioro», aseveran.
Fuente: con información de Nature, Climatica y El Diario.es
ESPAÑA (28/1/2024).- El agua que encontramos en la superficie no es la única vital para el planeta. Lo son igualmente las reservas subterráneas o acuíferos, que mantienen hogares, chacras, industrias y ciudades enteras. Pero los acuíferos, como los ríos, también están sufriendo la sequía: casi un tercio de todos los que hay a nivel global se están vaciando rápidamente en las últimas cuatro décadas, sobre todo en las regiones que sufren sequías.
El agua almacenada en el subsuelo está registrando descensos que llegan hasta medio metro por año. Esas son las principales conclusiones de un estudio publicado este miércoles en la revista científica Nature. Un trabajo para el que los autores han revisado las mediciones in situ de miles de sondeos a escala global, que ofrecen una visión más precisa de las tendencias de agotamiento de los acuíferos que las mediciones por satélite que se hacen habitualmente.
La publicación analiza alrededor de 170.000 pozos y 1.693 sistemas acuíferos de más de 40 países, que abarcan aproximadamente el 75% de las extracciones mundiales de aguas subterráneas.
Mapa global de los acuíferos sobreexplotados Jasechko et al, Nature 20224
En el caso de España, se ubica entre los países con las disminuciones más significativas: destacan la zona alta del Guadiana y el acuífero Cingla-Cuchillo, en Murcia, donde se pierden cerca de 1,6 metros anuales de agua.
También se encuentran entre los más perjudicados, India, Chile, China y Estados Unidos, entre otros.
El equipo de este estudio, coordinado por la Universidad de California, encontró que el 36% de las reservas de agua subterránea están disminuyendo a un ritmo de 10 centímetros por año y que el 12% lo hace a 0,5 metros.
La crisis climática tiene que ver en esta reducción, tanto directa como en forma indirecta, a través de, por ejemplo, cambios en la recarga de las aguas subterráneas debidos a la variabilidad temporal de las precipitaciones o el aumento de extracciones en periodos de sequía.
“La mayoría de los sistemas acuíferos que muestran un descenso acelerado del nivel de las aguas subterráneas están situados en zonas en las que los índices de precipitación anual a principios del siglo XXI fueron inferiores a los de finales del siglo XX”, señala la publicación. El otro motivo es la (sobre) explotación de las aguas para cultivos.
En el lado positivo, los autores han observado que en muchos sistemas los acuíferos estudiados han aumentado o estabilizado sus reservas y analizan las diferentes estrategias empleadas por las autoridades para conseguirlo.
El estudio indica que la disminución del nivel del agua subterránea se ha desacelerado en el 20% de los sistemas acuíferos y se ha revertido en el 16%. Y destacan que se ha conseguido gracias a una combinación de reducciones en el consumo de agua subterránea, transferencias de agua superficial y proyectos de recarga gestionados, lo que ofrece una esperanza de cara al futuro.
En Sudamérica tenemos el Sistema Acuífero Guaraní (Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay) y es uno de los reservorios de agua subterránea más grandes del mundo. Ocupa un área de alrededor de 1.100.000 kilómetros cuadrados.
Un problema global
“Lo que hemos visto es que es un problema global, en el sentido de que muchos de estos sistemas están siendo sobreexplotados”, explica Richard Taylor, investigador del University College de Londres y coautor del estudio, a elDiario.es.
“Lo más importante es que el descenso es especialmente rápido en las zonas secas del planeta y que observamos una alteración en el siglo XXI en comparación con las últimas décadas del siglo XX, lo que es alarmante”. Las buenas noticias es que también han encontrado zonas donde se han recuperado gracias a las intervenciones.
Respecto a la vinculación con la crisis climática, Taylor destaca que alrededor del 80% de los acuíferos que están en declive se encuentran en regiones donde también ha disminuido la caída de lluvia.
“Una de nuestras preocupaciones es que, mientras que el culpable principal es el uso abusivo por parte de los humanos de estas aguas, estamos viendo potencialmente los efectos provocados por el cambio climático”, asegura. “Y esto coincide con la observación general de que las zonas secas del planeta se están haciendo más secas y llueve más en las más húmedas”.
Los investigadores recuerdan que cuando hablamos de la sequía y el agotamiento de los recursos hídricos solemos pensar en ríos, lagos y pantanos, olvidando uno de los recursos más importantes de la cadena, quizá porque queda fuera de nuestra vista. Pero estos acuíferos son una reserva crucial de agua dulce para cultivos, hogares, industrias y ciudades de todo el mundo, que se están vaciando progresivamente, lo que amenaza las economías y los ecosistemas.
“La consecuencia más obvia es que cuando vacías el acuífero empiezas a tener que negar el agua a la gente, para beber o para regar”, explica Taylor. “La segunda es que genera subsidencia, la tierra se hunde y tienes colapsos, y con el paso del tiempo se experimentan reducciones en el caudal de los ríos, que ya reciben el agua de los manantiales”. “Y la última —apunta— es que si estás es una región costera, y vacías los acuíferos, el agua del mar se introduce al interior y arruina los cultivos, como pasa en la franja de Gaza, por ejemplo”.
Para Enric Vázquez, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua en Barcelona (IDAEA), este trabajo hace una aportación muy interesante, porque muestra la tendencia global y permite ver por regiones cuáles tienen más estrés hídrico y en cuáles el recurso hídrico está siendo más explotado. “Estas zonas coinciden con los lugares con más demanda, pero también donde la regulación es más laxa”, señala. “Ya sabemos que en España no estamos muy bien, sobre todo en el sureste, una zona en la que ya se conoce que tenemos poca precipitación”.
Soluciones posibles
Según el estudio publicado en Nature, los recursos hídricos subterráneos son vitales para los ecosistemas y los medios de subsistencia. Por ello, las extracciones excesivas de aguas subterráneas pueden provocar un descenso de su nivel y, como consecuencia, la intrusión de agua marina, el hundimiento de tierras, el agotamiento del caudal de los arroyos y el agotamiento de los pozos”, explican los expertos.
Frente a esto, el análisis también revela casos concretos en los que las tendencias de agotamiento se han invertido gracias a la intervención de las autoridades: los proyectos de recarga gestionada de acuíferos y los desvíos de aguas superficiales son algunas de las soluciones que demuestran “el potencial de recuperación de los sistemas acuíferos agotados”.
En cifras, el nivel del agua subterránea ha disminuido en el 20% de los sistemas acuíferos y se ha revertido en el 16%.
Ejemplo de ello es la cuenca de Bangkok, en Tailandia, donde el nivel de las aguas subterráneas aumentó a finales del siglo XX, pero descendió a principios del siglo XXI, o la cuenca iraní de Abbas-e Sharghi, donde hubo un descenso del nivel de las aguas subterráneas en el siglo XX.
En otro 13% de los sistemas acuíferos, el nivel de las aguas subterráneas aumentó tanto a finales del siglo XX como a principios del XXI.