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La humanización de los árboles y la gestión forestal

Los textos que consideran que el bosque está formado por plantas inteligentes y sintientes que coexisten en armonía relatan una narrativa imaginada. Esta perspectiva antropomórfica puede facilitar la conexión emocional con los árboles pero promueve la confusión entre ideales éticos, utopía y realidad científica. La interpretación engañosa asociada a esta perspectiva puede ser problemática para la gestión del bosque porque promueve un conocimiento no corroborado adecuadamente, sostiene Alejandro Dezzotti, investigador del Departamento de Ecología, Sede San Martín de los Andes de la Universidad Nacional del Comahue.

 

Somos criaturas morales en un mundo amoral. La naturaleza no comparte nuestros valores y afortunadamente podemos elegir no emular todas sus formas. Entre tratar a las plantas como objetos o seres humanos, sugiero una tercera vía: busquemos entenderlas en sus propios términos. KathrynFlinn (2021).

 

ARGENTINA (Abril 2024).- En el bestseller “La vida oculta de los árboles” el forestal Peter Wohlleben propone que los árboles tienen conciencia e intencionalidad, son desinteresados, benévolos y sensibles, y se desarrollan en el bosque armoniosamente [1] (Ver Fig. 1). Este enfoque, que aparece con mucha frecuencia en podcasts, documentales, artículos y libros, sostiene además que las plantas son inteligentes a partir de un sistema neurológico vegetal [2].

La asignación de cualidades humanas a objetos, fenómenos físicos y abstractos,y seres animadoses un sesgo cognitivo que interpreta la realidad desde nuestra propia existencia.

Esta humanización tiene antecedentes históricos: por ejemplo, en 1.717 el botánico Sébastien Vaillant planteó, luego del descubrimiento de las estructuras sexuales y el papel del polen para la producción de semillas, que “…en ese momento, estos órganos excitados, que parecen pensar sólo en satisfacer sus propios deseos violentos, se descargan bruscamente en todas direcciones, creando un tornado de polvo que se expande llevando la fecundidad a todas partes”[3].

A través de un lenguaje antropomórfico, Wohlleben plantea en “Amistad” (cap. 1) que en el bosque natural los árboles establecen amistad, mientras que en las plantaciones sufren de aislamiento. Y continúa. “¿Por qué los árboles son seres sociales?, …las razones son las mismas que para las comunidades humanas: hay ventajas en trabajar juntos”. “Cuando las gruesas hayas se comportan así, me recuerdan a una manada de elefantes. Ellas también cuidan a los suyos y ayudan a los enfermos y débiles a ponerse de pie. Incluso se resisten a abandonar a sus muertos”.“Las hayas son capaces de amistad y llegan muy lejos para alimentarse unas a otras; obviamente no es lo mejor para un bosque perder a sus miembros más débiles”.

En “El lenguaje de los árboles” (cap. 2),Wohlleben señala que los árboles registran dolor, y emiten alarmas químicas que advierten la presencia de herbívoros a través de una red fúngica subterránea. Los hongos actúan como intermediarios para garantizar la rápida difusión de noticias, operando como cables de fibra óptica para transmitir información y ayudar a los árboles a intercambiar noticias sobre la presencia de insectos fitófagos y sequía.

En “Escuela de árboles” (cap. 8) plantea que los árboles aprenden a estabilizarse reaccionando a desgarros dolorosos que se producen cuando se doblan por el viento. Y cuando los árboles están sedientos, comienzan a emitir gritos de seda través de vibraciones ultrasónicas del tronco.

La hipótesis del árbol madre

Wohlleben basa algunas de sus ideas en el libro “Encontrar el árbol madre” de la ecóloga Suzanne Simard [4]. Esta autora propone en su hipótesis del árbol madre que los árboles adultos están interconectados con las plántulas a través de hifas de hongos saprófitos del suelo, que constituyen una red micorrícica subterránea del bosque (woodwide web).

Simard propone que “el árbol madre utiliza esta red para suministrar azúcar a las plántulas sombreadas”. Además “el árbol madre reconoce sus plántulas emparentadas a través de la red”, y así “los árboles madre dan a las plántulas una mejor oportunidad de supervivencia”.

De esta manera, “…las plantas utilizan la red para transmitir mensajes entre sí. Esto incluye señales químicas para provocar respuestas a las heridas”, y“…los árboles moribundos envían sus recursos a los parientes vecinos”.

Las micorrizas transfieren nutrientes a los árboles y reciben azúcares a través de una simbiosis que es vital para el ecosistema forestal. Sin embargo, la revisión de la hipótesis del árbol madre no respalda la afirmación acerca de que esta red permite la transferencia de nutrientes que mejora el desempeño de las plántulas. Esta revisión también encontró que existía un sesgo de confirmación asociado a la cita de sólo los efectos positivos de la red, y que los estudios modernos tergiversaron los antiguos [5].

La interpretación que las micorrizas proveen en forma altruista conductos para cubrir la necesidad de la planta es además irreconciliable con la selección natural: este comportamiento no implica ninguna ventaja adaptativa para los hongos que están expuestos a la misma presión evolutiva que todos los organismos [6-9].

 

El funcionamiento del ecosistema forestal

La hipótesis del árbol madre es además incompatible con lo que se sabe sobre la estructura y dinámica del bosque, y sobre el manejo que surge de ese conocimiento.

La regeneración del bosque

La mejora del desempeño de las plántulas a partir de la red se debería observar directamente en la regeneración natural del bosque. Los estudios que se llevan a cabo desde hace más de 100 años contradicen esta predicción. En muchos de estos bosques naturales la regeneración es deficiente debajo del dosel y el impacto negativo es mayor en la zona más cercana a los árboles adultos (Fig. 2).

Por el contrario, el “anillado”y la remoción directa de adultos, y la exclusión de raíces a través de zanjas provoca un aumento del tamaño y contenido de nitrógenode los renovales.

En rodales con extracción de madera, la abundancia de renovales es mayor debajo del dosel y cerca de los árboles semilleros, pero el tamaño y la sobrevivencia es menor en comparación con la de los renovales de las áreas abiertas.

Los renovales cultivados con adultos inoculados con hongos muestran un mayor crecimiento que los renovales no inoculados, pero el beneficio puede provenir de la micorrización directa de las plántulas [8].

La dinámica del bosque

La protección de los renovales por parte de los adultos propuesta por la hipótesis del árbol madre es inconsistente con la sucesión del bosque. A medida que las semillas alcanzan un sitio abierto y germinan y los individuos se establecen, la competencia por espacio, luz, agua y nutrientes aumenta intensamente debido al crecimiento, lo que resulta con el tiempo en ladisminución de la densidad y el aumento de la biomasa individual y total del rodal.

Este proceso denominado ley del autorraleo, resulta de la intensa mortalidad denso-dependiente de renovales que nunca llegan a formar parte del dosel[8].

Por ejemplo, en rodales mixtos de Nothofagus la producción anual de semillas durante 3 años se estimó en más de 52 millones/ha y los individuos que alcanzaron el estrato adulto luego de 120 años fueron solo 215 ind/ha, lo que implicó una mortalidad extraordinariamente altadurante la fase inmadura (Fig. 3) [10].

 

La silvicultura

La vasta experiencia silvicultural indica que las predicciones de la hipótesis del árbol madre no se cumplen. En general, los árboles adultos inhiben el reclutamiento y el desarrollo de los renovales que se encuentran debajo del dosel.

En consecuencia se implementan exitosamente sistemas silviculturales compatibles con este fenómeno y con la adaptación de las especies a los disturbios naturales y a las características del ambiente físico. Por ejemplo, las“cortas sucesivas de protección” y la “entresaca en bosquete” implementadas en bosques de Nothofagus son sistemas silviculturales que promueven la regeneración en claros de diferente tamaño,protegida del frío y la desecación por parte de los árboles adultos (Fig. 4) [11].

El relato de un bosque en armonía conformado por seres conscientes, inteligentes y sintientes que colaboran entre sí es una narrativa imaginada que no contribuye a que estemos racionalmente informados para cumplir esa responsabilidad.

La humanización y la gestión forestal

La perspectiva de Wohlleben forma parte de una ética forestal que plantea que los árboles deben tener una vida plena sin la interferencia humana, y que la gestión forestal es inherentemente destructiva, sólo al servicio de intereses económicos y basada en la tala rasa y la plantación de monocultivos exóticos.

Sin embargo, esta interpretación es problemática:

  • Primero, no reconoce la enorme cantidad de alternativas conceptuales y silviculturales a la tala rasa que aseguran la continuidad estructural y funcional del bosque [12].
  • Segundo, la renuncia al uso de madera implicaría la sustitución por materiales cuya producción requiere una mayor emisión de gases de efecto invernadero.
  • Tercero, la no intervención ignora la urgente necesidad de la gestión silvicultural para la restauración forestal.
  • Cuarto, las plantaciones pueden ser desde puras de exóticas hasta mixtas de especies nativas, las cuales adecuadamente gestionadas cumplen un valioso papel social y ambiental a través de la generación de empleo y la disminución de la presión antrópica sobre los bosques naturales (Fig. 5).

Y por último, la interpretación del bosque como una víctima del sector forestal ignora la enorme cantidad de impactos socioambientales no vinculados al manejo,y que causan la acelerada degradación y destrucción de este tipo de vegetación, como el cambio climático, el cambio de uso de la tierra, la invasión biológica y los incendios [8].

 

Consideraciones finales

Los textos que tratan a los árboles con un lenguaje deliberadamente antropomórfico basado en palabras con un enorme peso cultural buscan, según los autores, alcanzar una mejor relación con ellos. Este enfoque puede facilitar la conexión emocional con los árboles pero promueve la confusión entre ideales filosóficos y éticos, y la realidad científica.

Esta interpretación engañosa de los árboles se vuelve problemática cuando la sociedad y los responsables directos de la gestión forestal confían en un conocimiento basado en creencias y suposiciones.

La interrupción del manejo forestal y las decisiones basadas en ideas sin corroborar podría conducir a ecosistemas con limitada regeneración, diversidad biológica, resiliencia y capacidad de adaptación a condiciones actuales y futuras.

El uso sustentable de los recursos forestales es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto asumida a partir de valores y objetivos compartidos intergeneracionalmente.

El relato de un bosque en armonía conformado por seres conscientes, inteligentes y sintientes que colaboran entre sí es una narrativa imaginada que no contribuye a que estemos racionalmente informados para cumplir esa responsabilidad.

Los árboles son organismos extraordinarios por sí mismos que deben ser comprendidos y respetados en sus propios términos, sin la necesidad antropocéntrica de adjudicarles características que presentan algunos animales entre los cuales nos encontramos.

 

Bibliografía

[1]    Wohlleben P. 2017. The hidden life of trees: what they feel, how they communicate. Greystone

[2]              Calvo P. 2023. Planta sapiens: the new science of plant intelligence. Norton.

      Gagliano M. 2018. Thus spoke the plant: a remarkable journey of ground-breaking scientific discoveries and personal encounters with plants. North Atlantic.

      Mancuso S., A. Viola. 2018. Brilliant green: the surprising history and science of plant intelligence. Island Press.

          Ryan J. et al. 2021. The mind of plants: narratives of vegetal intelligence. Synergetic.

[3] Taiz L., S. Taiz. 2017. Flora unveiled: the discovery and denial of sex in plants. Oxford UP.

[4]    Simard S. 2021. Finding the mother tree: discovering the wisdom of the forest. Vintage.

[5]    JonesM. et al. 2023. Opinion: where the “wood-wide web” narrative went wrong. Undark Magazine.

[6]    Henriksson N. et al. 2023. Re-examining the evidence for the mother tree hypothesis: resource sharing among trees via ectomycorrhizal networks. New Phytol 239: 19-28.

[7]    Flinn K. 2021. The idea that trees talk to cooperate is misleading. Scientific American 19 July.

{8]    Robinson D. et al. 2023. Mother trees, altruistic fungi, and the perils of plant personification. Trends Plant Sci 2523: 1-12.

[9]    Kingsland S. 2018. Facts or fairy tales? Peter Wohlleben and the hidden life of trees. Bull EcolSoc Am 99 e01443.

[10]  Loguercio G. et al. 2018. Silviculture of temperate mixed forests from South America. In: Bravo-Oviedo A. et al. (eds.). Dynamics, silviculture and management of mixed forests. Chapter 8: 271-317. Springer.

 

 

Este artículo forma parte del espacio mensual de la REDFOR.ar, en ArgentinaForestal.com, que busca divulgar y generar debate sobre la problemática forestal del país. Las opiniones pertenecen a los autores.

 

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